En teoría, un militar es una persona dedicada a formar parte de un ejército o de las fuerzas armadas de una nación. Su misión fundamental, pero no exclusiva, es defender la soberanía y la integridad territorial del país al que pertenece mediante el uso de la fuerza de las armas.

Ya en la práctica, un soldado o militar es un individuo flojo, ignorante y conformista, que durante su “formación” poco a poco es destruido mentalmente hasta que se vuelve capaz de vender, matar o traicionar a su propia madre si fuera necesario. Es un individuo que ha sido adoctrinado para servir y proteger los intereses de unos cuántos políticos o miembros de una élite local o global. Para ser soldado en cualquier país del mundo se necesita no tener inteligencia, valores, principios o lealtad a la familia, al pueblo y a las demás personas.

Los soldados le han servido a las élites más poderosas de cada país desde hace varios siglos. Todas las guerras de independencia de América Latina han sido provocadas por la masonería, una organización que además de enriquecerse a costa de la población civil, ha adoctrinado a pueblos enteros con la idea de falsos héroes y hermosas historias de patriotismo que se le inculcan a los niños desde las escuelas.

Un soldado es siempre un traidor al pueblo al que dice "defender, servir y proteger". Por tanto, merece correr la misma suerte que un político o que un policía; es decir, merece ser asesinado por el mismo pueblo al que traicionó.